Ocupa el primer lugar en ser el lagarto más grande del mundo, pues
llega a medir hasta tres metros y pesar entre 70 y 91 kg. Es por ello
que es un superdepredador de su hábitat.
El color de su gruesa y áspera piel escamosa varía del café al gris
rojizo. Su larga cola, que llega a ser del tamaño de su cuerpo, es muy
fuerte y musculosa. Un golpe con ésta resulta muy doloroso y peligroso.
No posee orejas externas, pero en vez de eso, contienen unas aberturas
que le permite escuchar, aunque no en buena calidad.
El sentido que mejor tiene desarrollado es el del olfato, pues
increíblemente es capaz de detectar carroña o animales a punto de morir
hasta 9.5 km de distancia. Esto también depende de la dirección del
viento. En cuanto a la vista, puede ver a una lejanía de 300 metros.
Su
lengua detecta sabores, estimulaciones y utilizan el órgano de Jacobson
para orientarse en situaciones de total oscuridad. La saliva contiene
una cantidad muy elevada de bacterias virulentas, y a pesar de creerse
por años que esta era la que ocasionaba la muerte de sus presas, nuevos
descubrimientos han revelado que el dragón de Komodo posee glándulas
venenosas que expulsan tóxicos capaces de coagular la sangre y paralizar
a sus víctimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario