El oso pardo se caracteriza por su espeso y tupido
pelaje, su pequeña cola (apenas 7 u 8 cm) y su enorme cabeza, rematada
por dos pequeñas orejas redondeadas. Es el animal terrestre más grande
de toda la fauna ibérica. Su cuerpo es extremadamente robusto, siendo
los machos mucho más pesados que las hembras. Los osos pardos
cantábricos o ibéricos son los más pequeños de todo el mundo.
La
coloración del pelaje de los osos ibéricos varía desde un crema pálido
hasta el pardo oscuro, pero siempre con una peculiar coloración más
oscura, casi negra, en las patas y amarillenta en la punta de los pelos.
Los ojos son negros; son de los pocos detalles que contrastan con su
mata de pelo pardo.
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